Una ventana hacia la calma
Aceptar es dejar de pelear contra la realidad que no controlas ni puedes cambiar, es ser flexible contigo mismo, es una forma de elegir y, elegir siempre es una capacidad muy íntima, propia y que no perdemos nunca. Aceptar es una ventana hacia la calma fuera del sufrimiento. Decía Carl Jung “lo que niegas te somete, lo que aceptas te transforma”
Sobre la relación de la aceptación y el sufrimiento, surgen interrogantes cuyas respuestas nos ofrecen información y guía en este proceso:
¿Qué pasa cuando no acepto?
Sufres, luchas, combates, sobre piensas la situación, rechazas y no tienes paz. En el Budismo se dice que el sufrimiento es opcional, y si bien no se trata de vivir siempre en un mundo color de rosa, se trata de mirar en perspectiva y conscientemente eligiendo cómo quieres enfrentar lo que te sucede.
¿Cómo se sabe qué aceptar y qué no?
Lo que puedes transformar, lo que puedes cambiar tú. Puedes elegir no aceptarlo como te lo presenta la vida y hacerlo diferente. Lo que no depende de ti y está fuera de tu control, es mejor aceptar para procesarlo e integrarlo a tu vida.
¿Cómo aprendo a aceptar?
Sintiendo, sin juicios, sin evasión. Haciendo contacto consciente con lo que sientes, sin tratar de sustituir ninguna emoción, porque eso es una forma de evitarla. Cuando logras identificar lo que sientes, llega la transformación.
¿Qué no es aceptar?
Resignarse, porque en la resignación no se hace nada. Pero en la aceptación yo elijo y me hago cargo de cómo me siento. Si muere un ser querido, me resigno a su muerte, es ley de vida, pero acepto mi tristeza y paso a paso tomo acciones que me hagan sentir mejor, busco opciones que yo puedo elegir y me hago cargo de mi ánimo.
Tolerar, porque la tolerancia tiene una connotación negativa, de aguante en silencio para evitar un conflicto, por ejemplo, de soportar algo con lo que no estoy de acuerdo, pero lo cargo. Si mi pareja me es infiel y yo me quedo en silencio y sufro, pero sigo como que nada pasa, estoy soportando la situación, la tolero en nombre de algo (amor, familia, miedo, economía) pero va a llegar un momento en que no hay forma de sostener esa relación, ese sufrimiento y todo cae. Si acepto que mi pareja me es infiel, es muy probable que elija cómo lo voy a enfrentar, qué me genera esa acción, qué quiero que pase, cómo voy a protegerme del daño y cómo voy a superarlo y reconstruir mi vida.
La aceptación como un recurso emocional:
Reconócete, esto hará que puedas tener una perspectiva de lo que te gusta y lo que no y, qué tanto estás dispuesto a transformarlo. Entiende que las emociones son neutras, lo que las cataloga como adecuadas o no es la forma en la que las modulamos e interpretamos. Cuando vivo y reconozco mi emoción me puedo centrar en lo que depende de mí, en lo que yo controlo, en lo que yo puedo transformar, evitar o cambiar. Si no depende en lo absoluto de mí, debo iniciar el proceso de aceptación como una estrategia de bienestar emocional.
Hay una pregunta estratégica que nos puede ayudar en el proceso de aceptación: ¿para qué?, ella nos aproxima a la emoción real y nos aleja de los adornos que la rodean. Usemos esta pregunta para aproximarnos al proceso de aceptación, si no nacemos con ese recurso emocional lo podemos desarrollar, podemos entrenar. Por ejemplo: Me despidieron de mi empleo, busco entender esa acción: “¿por qué, si soy excelente en lo que hago?” El por qué nos va a llevar a una infinidad de razones, algo como: “Porque le caigo mal al jefe, porque no se cumplió la meta, porque hubo reducción de personal”: pero si me pregunto: ¿para qué?, tal vez me encuentre con las acciones que debo tomar para poder transformar a mi favor el despido. Acepto el despido y acciono para encontrar una mejor oportunidad laboral y minimizo los errores que dependieron de mí y que pudieron haber causado el despido.
En fin, cuando aceptas, sin juicios, sin evadir y sin tratar de eliminar las emociones, estás en el camino correcto para la regulación emocional y para transitar el sufrimiento asertiva y exitosamente. No olvides que, si no logras transitar este camino en soledad, siempre está la psicoterapia como una opción para acompañarte en el proceso.

Psic. Darlys Pineda.
Licenciada en Psicologia Mencion Clinica, Universidad Bicentenaria de Aragua (UBA), 2007
Magister en Sexologia, Centro de Investigaciones Psiquiatricas y Sexologicas de Venezuela, 2011